Representa la individualidad y la masculinidad. Describe personas conflictuadas con sus padres, con un Yo desequilibrado, egoístas, orgullosas y vanidosas, con ausencia de autoestima y que tratan de pasar inadvertidas. Útil para conciliarse con el yo masculino interior, para calmar la agresividad y la hostilidad sobre todo, hacia el padre. Mejora las relaciones entre padres e hijos varones. Asimila la vitamina D, actúa sobre tensiones, malas posturas, problemas cardíacos y malformación de la columna vertebral.
Atenúa golpes de calor y de sol.
Su arquetipo es la individualidad radiante, el labrador y el padre. Enérgicamente estimula los valores espirituales, los chakras basal y cardíacos. Tiene como afirmación positiva considerar que nuestro sol es nuestra fuerza.
Para las personas egocéntricas y vanidosas. Ayuda en el entendimiento de los problemas ajenos. En los conflictos del ego y los derivados de una inadecuada visión de la imagen paterna o arquetipo solar; y que pudieran tener relación con tendencias a ganar peso.
Ayuda en la asunción del rol paterno. Realinea la energía a lo largo del tronco.
Útil en geopatías y problemas radiactivos menores. Sentido distorsionado del Yo; poca autoestima y mala relación con el padre y el aspecto masculino del Yo.
Su función es terminar con los conflictos dirigidos a la imagen paterna, equilibrar y espiritualizar el yo masculino y originar la fuerza de la individualidad.
Se identifica con la paternidad. Enseña a buscar la identidad verdadera.
Clínicamente actúa contra las adicciones, en las disputas con la autoridad y con la figura paterna. Promueve un sentido equilibrado de la individualidad y unas fuerzas del ego espiritualizadas.
Fuerza solar.
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